
Documentos trascendentes de la Historia. Carlos IV abdica, Fernando VII nuevo Rey de España
Por Diego Lo Tartaro
A comienzos del siglo XIX Napoleón era dueño y arbitro de Europa, Carlos IV Rey de España estaba bajo el influjo de la voluntad y personalidad de Manuel Godoy, Príncipe de la Paz, a raíz de su actuación en la concreción de la paz con Francia en Basilea.
Godoy un liberal que actuó de manera casi dictatorial, durante su gobierno, desarrollo la economía, fomento la enseñanza científica y literaria, promovió medidas destinadas a moralizar escrupulosamente la administración del reino, entre innumerables actividades culturales que promovió merece destacarse la fundación del Instituto Pestalozziano, bajo las reglas de su iniciados, para la enseñanza de maestros en 24 escuelas adjuntas a agricultura practica, fue en definitiva un continuador fiel y discreto de la política interna que llevara a cabo Carlos III. Pero hirió los intereses de dos de las fuerzas mas poderosas del reino: el Clero y la Nobleza, por otra parte no supo ganar el favor popular ya que suprimió las corridas de toros, siempre se mantuvo en un ámbito de selectocracia, que lo hacia mas impopular todavía.
Su relación con Fernando VII, siendo este aun Príncipe de Asturias, nunca fue buena ya que por su atuendo principesco, alto, arrogante, dominador, activo, enérgico, y lleno de fortaleza, Godoy provoco recelo y envidia, que se transformaría en odio en el cerebro medroso del joven príncipe. Por otra parte las relaciones entre su madre Maria Luisa de Parma con Godoy acrecentaría esta actitud de enemistad, permítaseme aquí una pequeña desgrecion, paralelamente a esta relación entre la reina y Godoy, el Rey Carlos IV mantenía a su vez una relación amorosa con la esposa de Godoy, la Princesa de Chinchon de quien era primo.
La derrota de Trafalgar (2 de octubre de 1805) infligida por Nelson a la flota franco-española altero el equilibrio estratégico-militar de Europa, ya que Inglaterra se adueña del poder marítimo, forzando a Napoleón a superar esta desigualdad a través de victorias terrestres, las que se consolidan con Austerlitz (2 de diciembre de 1805) batalla en la que derrota a los ejércitos austro-rusos, y exhibe con indubitable plenitud su genio militar.
Pero volvamos a España, Trafalgar significo la pérdida de más de la mitad de la flota y el fin del esfuerzo de Godoy en dotar a España de una marina eficaz. Paralelamente comienzan las intrigas del Príncipe de Asturias junto a una parte de la aristocracia, celosa de su encumbramiento y poder. En 1806 Godoy intenta pactar con Gran Bretaña, pero no lo logra, razón por lo cual Napoleón se convierte en arbitro de la política española.
El 27 de octubre de 1807 se frustra la conspiración del Escorial, por la cual el Príncipe de Asturias intentaba deponer a su padre, detenerlo y el erigirse en rey. Godoy es incapaz de controlar la situación y en marzo de 1808 se desencadena el Motín de Aranjuez, que conduce a la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo que se erige en rey como Fernando VII, hechos que son comunicados a Buenos Aires por Cedula Real del 10 de abril de 1808. Llegan dos ejemplares, un duplicado dirigido al Cabildo, que hoy se encuentra en el Archivo General de la Nación, y un triplicado dirigido al Virrey Liniers. Por otra parte debe destacarse que la primer copia de los tres originales quedaba en España. Todas llevan la firma de Fernando VII, de Silvestre Collar Secretario del Supremo Consejo de Indias y tres rubricas de los Miembros de dicho Consejo.
Debemos resaltar que ese día 10 de abril de 1808, la familia real española pasadas las diez de la mañana parte para Bayona, con el fin de entrevistarse con Napoleón, visita en la que se le impondría a Fernando VII su abdicación a favor de José Bonaparte, hermano del Emperador, así la visita que aparentaba anticipar una negociación entre pares, se transformaría en un exilio dorado, que se extendería hasta marzo de 1814 cuando recién retorna definitivamente a su patria desde Valencay.
Estas comunicaciones llegan a Buenos Aires el 29 de julio. El 1 de agosto el Cabildo avisa a España, la recepción del Real Decreto de abdicación de la Corona y participa con júbilo con que ha sido recibida su exaltación al trono y adopta disposiciones para la jura. Simultáneamente llega a Buenos Aires vía Montevideo un emisario con cartas credenciales de la Junta Suprema de Madrid fechadas el 14 de junio, en la que se comunicaba el cambio de dinastía y la exaltación de José Bonaparte al trono de España, (Carlos IV y Fernando VII, reunidos en Bayona por Napoleón habían sidos obligados a abdicar a favor de su hermano José). Portador de esta noticia era el Conde de Chassenai. Elio en Montevideo ante el carácter tan grave de las noticias, no se atreve a asumir ninguna responsabilidad, por lo que lo hace pasar a Buenos Aires. Aquí la llegada del agente de Napoleón provoca profunda agitación, la prudencia de Liniers lo lleva a no permitir que el emisario francés se le acercase, pues teme que el también por su condición de francés pueda generar fundadas dudas en cuanto a su proceder. La indignación por la usurpación y violencia con que Napoleón se había apoderado de España lleva a los habitantes de Buenos Aires a defender su “lengua y tradiciones sociales” por lo que ante esta actitud nacional, Liniers no duda y ordena la jura de Fernando VII, que se celebra el 21 de agosto de 1808, con la pompa y solemnidad que correspondía.
Por ultimo pasaremos a transcribir una de las copias originales (tercer triplicado) de ese documento del 10 de abril de 1808, ejemplar que recibió el Virrey Don Santiago de Liniers, que luego con el tiempo pasaría a integrar la importante y excepcional colección del Presidente Agustín P. Justo, hoy este documento se encuentra en manos de un coleccionista particular.
Pasaremos a transcribir su texto integro, dado su importancia histórico-documental, como así también al hecho que en muy pocas ocasiones se lo ha publicado, por ello merece esta reproducción. Si en diversas publicaciones se hace referencia al mismo, como es el caso de la “Colección Mayo Documental”, editado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en el tomo II pagina 91, al reproducir el documento n° 165 titulado “Exposición del Ayuntamiento de Buenos Aires, a Fernando VII. Avisa del Recibo del Real Decreto de Abdicación de la Corona, participa del jubilo con que ha sido recibida esa exaltación al trono y disposiciones adoptada para la jura”.
A continuación reproducimos el citado documento y respetamos la ortografía original.
EL REY
Con fecha de diez y nueve de Marzo próximo pasado se sirvió expedir mi Augusto Padre el Real Decreto del tenor siguiente: Como los achaques de que adolezco no me permiten soportar por mas tiempo el grave peso del gobierno de mis Reynos, y me sea preciso para reparar mi salud gozar en clima mas templado de la tranquilidad de la vida privada, be determinado, después de de la mas seria deliberación, abdicar mi Corona en mi heredero • y mi muy caro hijo el Príncipe de Asturias. Por tanto es mi Real voluntad que sea reconocido y obedecido como Rey y Señor natural de todos mis Reynos y Dominios. Y para que éste mi Real Decreto de libre y espontánea abdicación tenga su exacto y debido cumplimiento, lo comunicareis al Consejo y demás á quienes corresponda. Dado en Aranjuez á diez y nueve de Marzo de mil ochocientos y ocho. -YO EL REY- A Don Pedro Cevallos.
En consecuencia tuve á bien expedir otro Real Decreto con fecha del siguiente día veinte del expresado mes de Marzo, por el que vine a aceptar, y acepto en debida forma dicha abdicación y renuncia de la Corona hecha por el referido Rey mi augusto Padre, y manadar se levanten en el Reyno los Pendones por mí, y en mi Real nombre, y me tengan desde ahora en adelante por su Rey y Señor natural, executándose todas las ceremonias que se acostumbran en semejantes casos. Publicado en mi Consejo de Indias acordó su cumplimiento, y expedir esta mi Real Cédula, por la qual mando á mis Virreyes, Presidentes, Audiencias, Gobernantes de las Provincias de mis Reynos de Indias é Islas adyacentes, y Filipinas, que respecto haber recaído en mi Real Pesona todos los Reynos,
Estados y Señoríos pertenecientes á la Corona de España, en que se incluyen los de Indias, y hallándome en posesión, propiedad y gobierno de ellos, dispongan publicar el contenido de esta mi Real Cédula con la solemnidad que en semejantes casos se hubiere acostumbrado, para que llegue á noticia de aquellos mis amados vasallos, y me reconozcan por su legítimo Rey y Señor natural, obedeciendo mis Reales órdenes, y las que en nombre mió les dieren dichos mis Virreyes, Presidentes, Audiencias, Gobernadores, y demás (á quienes he habilitado para continuar en sus respectivos destinos por otro Real Decreto) en todo lo preteneciente al buen régimen, conservación y aumento de los expresados Dominios de Indias, á fin de que se mantengan con la quietud y buena administración de justicia que conviene al servicio de Dios y mió. Asimismo mando á los Concejos, Justicias y Regimientos, Caballeros, Escuderos, Oficiales y hombres buenos de las Ciudades y Villas de dichos mis Reynos de Indias, que luego que reciban esta mi Real Cédula alcen Pendones en mi Real nombre con el de Don Femando Séptimo, y hagan las demás solemnidades y demostraciones que en semejantes casos se requieren, acreditando el amor y fidelidad que siempre han manifestado al Real servicio de los Señores Reyes mis predecesores, lo qual espero continuarán en adelante; teniendo por cierto que atenderé con particular cuidado á todo lo que las tocare para hacerlas merced en lo que fuere justo y agraciable, manteniéndolas en paz y en justicia. Teniendo presente que en los mensionados mis Reynos y Provincias de Indias se halla el necesario papel sellado para el consumo de algún tiempo, he resuelto que las expresadas mis Audiencias den las providencias correspondientes para que en el que se hallare en el distrito de cada una se ponga la subscripción siguiente: Valga para el Reynado de S.M. el Señor Don Femando Séptimo, rubricada del Oidor Comisario del papel sellado, quien deberá comunicar la orden correspondientes á las demás partes que convenga, para que tenga puntual cumplimiento. Y últimamente mando á dichos mis Virreyes y Gobernadores Capitanes Generales, que en mi Real nombre participen mi exaltación al trono á todos los Títulos de Castilla que residan en los distritos de sus respectivos mandos para su inteligencia y satisfacción. Y del recibo de ese Despacho, y de lo que en su virtud se executare, se me dará puntual aviso. Fecho en Madrid á diez de Abril de mil ochocientos ocho.Yo el Rey.